
Sí, me estoy castigando.
Se castiga destruyendo, intentando borrar su dolor, pero sus pensamientos lo arrastran, dudando de si todo fue real.
Se castiga destruyendo, intentando borrar su dolor, pero sus pensamientos lo arrastran, dudando de si todo fue real.
Sus ojos y su andar lo hechizan, llevándolo a perderse en su belleza, en su dulce esencia, en un amor sin fin.
Renata reflexiona sobre su amor no correspondido, quien se casa, mientras lucha con el dolor y la aceptación.
Él quiere escribir historias de amor eterno, intensas y reales, donde ser amados y odiados, viviendo a través de palabras y sentimientos.
Caminaban juntos por el malecón; él trató de invitarla a su bicicleta, pero ella dudó. Al final, se despidieron sin palabras.
Desafió fuerzas oscuras, su orgullo lo llevó a su perdición, mientras los terrores de las sombras acechaban.
Despierta pensando en ella, siente su ausencia como un robo lento, pero desea su amor, esperando que también lo ame.
Es de noche bajo la luna roja, explorando el deseo, la fidelidad y los recuerdos mientras se enfrenta una tentación inesperada.