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Ojos de cielo.

Cristian Vera

Escritor amateur
mayo 4, 2016

Regalo del cielo son tus ojos; me atrapa mirarlos, me atrapa tu andar; tu andar libre, tan lleno de vida, tan lleno de fiesta, un casi volar.

Torbellinos de magia son tus dedos, tus pasos, tu aroma al pasar; preciosa ola que vive su marcha, torbellino de fuego de brisa lunar. Cantar de un verano, precioso verano; cantar de una brisa, de bruma y de sal, sal de los mares que abrigan tus pasos de bella sirena que disfruto al mirar.

Sirena de ojos de cielo, eres un embrujo al andar, tus huellas tan bellas, tus pasos de fuego, me llevan volando a donde quiera que estés; me atraen, me roban, mi carne devoran, como embrujo de mar.

Tus piernas son níveas como un tesoro de sal, tan vastas y bellas que en ellas me pierdo. Me pierdo en tus pasos, en tu tacto, en tu brillo, en cada uno de tus poros y lunares, mientras trato de dibujarte con las puntas de mis dedos, con mis labios, probando esa dulce sal del mar que llevas dentro, bebiéndote toda, derramándote toda.

Pleno de deseo, revivo en tu vientre liso y perfecto, lleno de vida, con tu ombligo como oasis de este desierto helado que soy. Te conozco dándolo todo, prometiéndolo todo, como cuna de los más grandes placeres, de las más grandes promesas, de vida más allá de esta vida; llena del mar y fuego, enjaulando mi viento gélido.

Tus pechos, montañas eternas de gozo sin fin, turgentes, precisos, despiertan el hambre que habita en mí. De ellos me lleno, camino a tu cielo, a tus ojos celestes que esperan por mí.

Tus manos, tus brazos, tus hombros; me tienden un diáfano puente de sal y de mar. Tu piel, como arena, me abraza, me quema, me enseña el camino que lleva a tu voz; me lleva a tu cuello, que beso con tiento, sabiendo que en ello se nos hará el amor.

De tu cuello brinco a tu boca. En ella no encuentro sal; es ella lo dulce, lo más dulce, es ella la perla del mar. Te beso tan suave, como un susurro de amor, como un eterno regalo que me llena de paz. Tu boca, tan dulce, es mi gozo y afán. Te beso y acaricio tu pelo mientras pierdo conciencia en tu ser, mientras me pierdo en tus ojos de cielo, mientras vivo, te vivo, mujer.

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