Quiero gritar que te amo, pero se me ahoga la voz en un nudo.
Quiero correr, correr y correr al viento, ondeando tu nombre, derramar mi boca en susurros que te llaman, que te nombran, que te invocan, que suplican mirarte, que ansían tu voz… Tu voz, que es un bálsamo de agua vibrante, llamarada silente de gritos ahogados, álgida, desafiante, imponente, VIVA.
Quiero correr y gritar al viento hasta que te lleve mis llantos, mis ruegos, mis días; susurros de alma que gimen, que se ahogan en gritos voraces, fugaces, sin voz. Quiero devorar el aire en busca de pasos que retumben tu andar, tu andar de fuego y escarcha, que hiela mi alma, mi alma muerta, dormida, perenne con un nudo, mientras grita en susurros por verte pasar.
Quiero gritar y ponerte en mi ruego, robarte un beso, una mirada, un fulgor; robarte, constante, un instante de sosiego, que dé a mi vida latido, embalse, dolor.
Quiero llorar al verte dormida, cual tierra desierta, tan llena de vida.
Quiero correr en los sueños despiertos que enjuagas al aire, que escucha tu voz.
Quiero, y te quiero, gritarte, gritar hasta el cielo, bebiendo el recuerdo de quien un día me amó.
